Pages

sábado, 26 de noviembre de 2016

Currículum Vitae II


me llamo Irene tengo veinticinco años y trescientos treinta y nueve días pelo oscuro ojos pequeños soy periodista y como dicen que el periodismo se hace haciéndolo creo que lo soy desde el verano de 2011. Lo primero que cubrí fue un cuentacuentos en el botánico por el camino quedan ruedas de prensa insulsas reportajes de verano entrevistas a doble página y crónicas de plenos municipales boicoteados por parcelistas. El otro día un colega de profesión me dijo que mi generación no es nada espiritual y yo le contesté que cómo coño íbamos a creer en algo si se pasaron años diciéndonos que nos íbamos a comer el mundo para luego negar la mayor y decir que no nos íbamos a comer ni los mocos y al final mira vamos sobreviviendo resiliencia lo llaman yo lo llamo ser un follón conformarse y tirar pero bueno, que cada uno lo llame como quiera. El caso es que no, que espiritualidad la justa ni cantos al destino ni Existencias Divinas ni consejos desde el más allá, yo solo creo en pasarlo bien. Mi peor miedo es el olvido mi peor defecto la impaciencia por eso mi mayor virtud es el nervio que también puede ser desventajoso según se mire. He vivido toda mi vida aquí sin contar los seis años que estuve allí, aquella ciudad se me manchó pero logramos limpiarla y no fue cosa del tiempo porque el tiempo no hace nada, se limita a pasar y es tu acción o tu omisión mientras él pasa lo que marca la diferencia pero en fin, creo que ahora puedo pasear por el barrio de Santa Cruz sin sentirlo una ratonera. Durante una época lo bastante lejana como para hablar de ella me entregué a varias obsesiones sobre mi cuerpo y mi cabeza salí de ahí creo recordar encerrándome en mí misma promulgando un amor propio que no sentía empeñándome en que yo acababa justo donde acaba mi piel negando vínculos y al final como no podía ser de otra manera me rendí y exploté. Entonces como perros de presa que hubieran pasado eones amarrados salieron volando no sé cuántos lazos a enredarse a cosas personas e ideas y yo no sé si eso me ha salvado o condenado pero el caso es que ya no sé sentir sola. Comparto cada alegría y cada éxito porque no conozco otra forma de digerirlo y eso es bonito pero tiene su cara B que es que tampoco sé atravesar sola cada fracaso o cada pena y las cosas personas e ideas a las que estoy enredada por aquellos puñeteros lazos están en el chasis de recibir tanta honestidad de mierda. Ahora no tengo muy claro dónde empiezo y dónde acabo quiero dejar de hablar de mí mimetizarme con el resto diluirme casi a lo mejor así enraízo o puedo mirarme desde fuera y ver alguna puta cosa que no sea una enreaera desenmarañable e intraducible.

2:39, fin del vómito

No hay comentarios:

Publicar un comentario